Te contamos qué es, los riesgos que puede provocar y cómo prevenirlo.




Uno de los grandes miedos durante el embarazo es el de sufrir preeclampsia, una enfermedad sin cura que puede afectar a la salud de la madre y del bebé. En este artículo aprenderás por qué sucede, los síntomas, los riesgos puede haber y cómo prevenirlo.

 


¿Qué es la preeclampsia?

La preeclampsia es una complicación de la presión sanguínea que se desarrolla durante el embarazo. Las mujeres con preeclampsia suelen tener tener alta presión en la sangre y niveles altos de proteína en la urina. Esta enfermedad aparece a partir de la semana 20 de embarazo.


Complicaciones de la preeclampsia

La preeclampsia se detecta entre aproximadamente el 3% y el 7% de los embarazos. Afortunadamente, el 75% de los casos sen leves. Pero pueden pasar a empeorar y causar problemas de salud importantes para la madre y el bebé. Concretamente, la enfermedad puede afectar a órganos maternos tan esenciales como el cerebro, el hígado o los riñones. Otro de los riesgos es que la placenta y el útero se separen, causando así un parto prematuro o una pérdida de embarazo.

Por último, una de las complicaciones menos agradables es la aparición de eclampsia, que son convulsiones que pueden darse aún sin tener signos de preeclampsia. 


Actualmente son pocas las muertes maternas causadas por la preeclampsia en las madres, especialmente en países desarrollados. Además, la mayoría de las mujeres con preeclampsia se recuperan y dan a luz bebés totalmente sanos.


Síntomas de preeclampsia

Algunas de las personas que padecen preeclampsia no tienen síntomas. Sin embargo, los primeros signos que se pueden detectar en visitas médicas son la alta presión arterial y los elevados niveles de proteinuria. Otros síntomas comunes son los siguientes:

  • Dolor de cabeza intenso
  • Náuseas o vómitos
  • Alteraciones visuales (visión borrosa o doble)
  • Hinchazones repentinos en las manos, los pies o la cara
  • Dificultades respiratorias, debido al líquido en los pulmones
  • Aumento rápido de peso

 

Detección de la preeclampsia

La preeclampsia se diagnostica normalmente durante las visitas rutinarias prenatales donde se mide el peso, la presión de la sangre y se revisa el estado de la orina. Si hay algún tipo de sospecha, se suelen pedir más pruebas de sangre para revisar el riñón y el hígado. También se pueden requerir pruebas de orina para estudiar la proteinuria o una ecografía para determinar el tamaño del bebé y valorar el volumen del líquido amniótico.


Esta enfermedad será calificada de leve en pacientes que tengan niveles altos de proteína en la orina y presión alta en sangre. Y los casos graves, además de estas dos condiciones, incluyen pacientes con signos de lesión en el riñón o en el hígado, disminución en el número de plaquetas, presencia de líquido en los pulmones, mareos y dificultades en la visión.


Factores de riesgo de la preeclampsia

Las siguientes circunstancias harán que seas más propensa a sufrir preeclampsia en el embarazo:

  • Eres gestante primeriza.
  • Tienes antecedentes de preeclampsia en la familia.
  • Eres adolescente o mayor de 40 años.
  • Tienes una gestación múltiple.
  • Sufres hipertensión arterial.
  • Sufres problemas renales.
  • Has sufrido preeclampsia en alguno de tus embarazos previos.

 

Prevención de la preeclampsia

Hay ciertas medidas que pueden ayudar a las embarazadas con factores de riesgo a prevenir la enfermedad en cuestión. Además de controlar la presión arterial regularmente a partir de la semana 20 y hacer análisis de orina, es conveniente que sigas los siguientes consejos:

  • Hacer ejercicio y mantener un estilo de vida activo.
  • Dormir suficiente.
  • Evitar bebidas con cafeína.
  • Comer alimentos bajos en sal.
  • No fumar.
  • Controlar el peso.
  • Ingerir alimentos ricos en calcio.

 

Tratamiento de la preeclampsia

El equipo de profesionales médicos con el que cuentes te va a ayudar a decidir el mejor modo de tratar la preeclampsia. Todo dependerá de la gravedad del caso y del momento del embarazo en el que te encuentres.


Si la preeclampsia se desarrolla pronto, lo más normal es que se te haga un seguimiento bastante intensivo con el objetivo de conseguir que el feto crezca adecuadamente. Vas a tener visitas más frecuentemente y es común que se realicen ecografías y análisis de sangre y orina de forma reiterada.


Cuando la preeclampsia se detecta cerca del momento del parto, es probable que se opte por un parto antes de lo previsto y por cesárea. Se debe controlar el estado de salud de los pulmones del bebé y esperar al momento idóneo para que no haya riesgo.


En el peor de los casos, cuando la enfermedad empeora gravemente, la única alternativa para que la salud de la madre no entre en peligro es plantear un parto.

 

El posparto

La mayoría de las mujeres dejan de sufrir preeclampsia pocos días o semanas después de dar a luz. Es probable que simplemente se requiera algún medicamento para controlar el nivel de presión de la sangre. Sin embargo, las personas que lo han desarrollado deben tener en cuenta que tienen más riesgo de sufrir hipertensión y problemas de corazón en un futuro. Así que hay que no existe mejor consejo que el de estar asesorada por profesionales médicos.

 


Referencias